jueves, 23 de septiembre de 2021

Riaño (León): 19.SET.2021

 

            Fuimos a Riaño con la ilusión de navegar por lo que ahora, muy pomposamente, llaman "los fiordos leoneses": bueno…

            Riaño, antes de 1986-1987, era un precioso pueblo leonés junto a la confluencia de los ríos Esla y Olza, en el noreste de la provincia, a casi 100 kilómetros de la capital y a 1.148 m. de altitud, en la antesala de los Picos de Europa.

            El final de aquel primitivo Riaño comenzó a fraguarse a finales del s. XIX: se pensó en aprovechar las características del precioso circo en el que se ubicaba el pueblo y el importante caudal de la cuenca alta del río Esla; era fácil cerrar el valle e inundarlo, condenando así a la desaparición un fantástico entorno de montaña y a la emigración a más de 3.000 personas de ocho pueblos, además de Riaño; en otros tres la inundación fue parcial.

            La idea era generar 30 kW/h y regar 100.000 Ha en el páramo leonés y las zonas limítrofes de las provincias de Palencia y Valladolid. El embalse, una vez lleno, tendría una capacidad de 680 Hm3, superior a la de los dos embalses –el del río Luna y el del Porma juntos– a punto de terminar su construcción.

            En 1963 se aprobó la construcción, que comenzó en 1966. Al año siguiente de la muerte de Franco el proyecto quedó paralizado hasta la llegada al poder del PSOE: Felipe González desempolvó de inmediato el proyecto que había criticado por "franquista": el cierre de la presa tuvo lugar en 1976.

            Oposición política, manifestaciones, recursos, incluso sabotajes no fueron suficientes para que el 7 de julio de 1987 guardias civiles y antidisturbios, apoyados por helicópteros desalojaron el pueblo de Riaño: comenzó una demolición que no tendría nada que envidiar a las de Palestina, y que continuó a continuación con los otros pueblos: no quedó piedra sobre piedra: las excavadoras se emplearon a fondo.

            En lo alto de una colina se edificó el Nuevo Riaño: a mí, personalmente, no me gusta. El paisaje sigue allí, el entorno por el que navegamos sigue siendo grandioso, pero falta algo y sobra artificialidad: las edificaciones no casan con el paisaje.

            Se dice que el objetivo no fue nunca el regadío del sur, sino la producción de energía eléctrica; se dice que el pantano fue la contraprestación a Iberduero (entonces) para o por cerrar la central nuclear de Lemóniz. Lo cierto es que solo se riega una pequeña parte de lo estimado y se produce electricidad en las pequeñas centrales a lo largo de los ríos Esla y Carrión.

            No obstante, vale la pena ir al Nuevo Riaño y navegar por el pantano: si lo hacéis y sois aficionados a la fotografía, traed un parasol de goma: las ventanas del catamarán no se abren y están sucias –incluso tienen telarañas ¡por fuera!–; si pensáis comer la exquisita ternera de la tierra, reservad restaurante al tiempo que el paseo en barco, si no, comeréis a las cinco y media de la tarde o no comeréis.

            Mis disculpas por la extensión de la "entradilla": es que hay mucha tela que cortar en torno a Riaño,  que os invito a buscar. Espero que os gusten las fotos, voy a quitar reflejos…

 

























 

2 comentarios:

  1. ¡Gracias, Ricardo!
    El lugar es formidable, sin discusión; lo conocí estando en la mili, en el 70 y me gustó más, pero sigue siendo potente.

    ResponderEliminar