Se
trata de una montaña alargada en la sierra de Aralar, en su parte más
meridional. El nombre está relacionado con una ermita dedicada a santa
magdalena; el elemento genérico euskaldun “aitz” hace referencia a roca,
piedra…
Sus
laderas son abruptas, particularmente la norte -por completo vertical- con
abundante vegetación: pino, haya, bog (incomodísimo, muy tupido y empapado de
rocío).
Partimos
de las proximidades de Irañeta por un camino perfectamente embarrado y sombrío (2º
C) que nos sitúa en los 759 m., sobre la cresta de Madalenaintz; remontamos el
espolón y derechos hacia la cima, con extraordinarias vistas, pese a la niebla,
a La Barranca y a Beriain (San Donato). El camino, bien marcado y en un
continuo tobogán, se va cerrando de vegetación y, no sin alguna
duda pese al GPS, localizamos la cumbre, en otras palabras, coronamos, que
dicen los clásicos.
La
idea es volver con menos humedad y buscar otras alternativas desde La Barranca…
acaso en escalada por una arista muy guapa que hemos visto desde el coche...
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Ihabar y restos de niebla en La Barranca. |
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Qué dos angelitos...! |
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Antxon, con Beriain al fondo e Ihabar abajo. |
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Prácticamente en el centro, de caliza gris, la cumbre. |
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El autor de la "cosa" |
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Amigos inseparables toda la mañana. |
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