Potente
excursión ayer mañana, por el agreste litoral de Jaizkibel: 13,4 km siempre lo
más cerca posible del mar, en un sube y baja prácticamente constante, con lo
que acumulamos un ascenso positivo en torno a los 1.000 m., con los gemelos
echando humo en las subidas y los cuádriceps en las bajadas…: muy divertido.
Jaizkibel da la impresión de ser una tachuelilla de nada, pero al final resulta
casi penoso, y eso que nos limitamos al tercio central, entre el campo de tiro
y Justiz (curiosamente, 6,2 km en línea recta). Bueno, todo sirve para ir cogiendo forma después de tantas fiestas.
Lo
que no tiene desperdicio son las formaciones de la arenisca, moldeada por el
viento y el mar color turquesa lamiendo la falta del monte. Un espectáculo.
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