Se
comenzó a construir en los últimos años del s. XIII; se trata por ello de un
edificio románico tardío. Como en otros templos visitados, su construcción se
demoró en el tiempo y por ello, algunas modificaciones que se realizaron
posteriormente al modelo original, se hicieron empleando el estilo gótico.
Llama poderosamente la
atención la fachada, considerada como obra maestra del gótico navarro, que
estilísticamente correspondería al s. XIV en su primera mitad; tiene forma de
arco apuntado, abocinado gracias a doce arquivoltas que se apoyan en otros
tantos baquetones. El conjunto está rematado por una arquivolta exterior,
coronado por una escultura de Cristo resucitado. En el dintel de la puerta se
representa la Última Cena con exquisito detalle mientras que en el tímpano se
produce una división en dos registros: en el inferior aparecen representadas
diversas escenas, como la llegada de las Marías al santo sepulcro, los soldados
dormidos, el Descenso al Limbo y el Noli
me tangere; en el superior encontramos una soberbia Crucifixión, con el
Cristo crucificado acompañado de la Virgen, san Juan, Longinos, Stefanos y los
dos ladrones, recordando la disposición general a la portada del Arcedianato de
la catedral de Pamplona. A ambos lados de dicha portada se sitúan varias
hornacinas, que se distribuyen de manera asimétrica, de diversos estilos y
cronologías.
Como ya es costumbre, en sábado a las doce y media del mediodía, la iglesia estaba cerrada...; ¿habría que quitarles las llaves a estos "dueños"?
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