domingo, 15 de abril de 2012

Templo Expiatorio de la Sagrada Familia (Barcelona): 11.ABR.2012


Era yo hasta hace muy poco -realmente hasta la semana pasada- un auténtico fanático del arte gótico, por razones obvias y porque los edificios eran -son- ligeros, luminosos, aéreos, parece que quisieran “despegarse” del suelo y tienen un fuerte impacto visual, tanto interior como exteriormente. Las catedrales góticas se aligeran, se hacen más estilizadas, más luminosas gracias al arco apuntado y a la bóveda de crucería, que permite amplios ventanales con vidrieras y, por ello, una espectacular luminosidad.
Esto era así hasta que he vuelto a ver el interior de la Sagrada Familia, esta vez sin andamios: luminosa, diáfana...; buscad un adjetivo mejor que espectacular y ponedlo aquí, y ello pese a que no todas las cristaleras de color están colocadas.
Gaudí fue un paso más allá en el gótico: estudió las magníficas catedrales góticas -según él con un entramado estructural complejo y frágil- y los problemas técnicos que originaba su construcción; señaló las imperfecciones del gótico y superó su estructura: eliminó los contrafuertes, los arbotantes, los pináculos, verticalizando los esfuerzo para reducir los componentes horizontales mediante la fuerte peraltación de los arcos y situando el punto de la clave a una altura dos veces y media o tres mayor que la anchura de la nave. Consigue con ello hacer bajar las cargas por los pilares interiores, no por los contrafuertes. Gaudí, en fin, revoluciona el gótico con sus columnas inclinadas bifurcadas en forma de árbol que sustenta la bóveda: la obra gana así extraordinariamente en esbeltez.
Ni una palabra más; mirad en www.sagradafamilia.cat y encontraréis TODO acerca del templo.








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