A cuatro pasos de Cuenca (26 Km.) y a unos 1.400 m. SNM, en la meseta de Valdecabras se encuentra este espectacular caos de rocas calcáreas formadas a lo largo y ancho del tiempo, en una amplia zona de pinares del norte de la Serranía de Cuenca. Hubiera sido un pecado no habernos llegado hasta allí; todavía nos quedó el nacimiento del río Cuervo, pero esa será una buena disculpa para volver...
La acción del agua, el viento y el hielo han “tallado” este fenómeno kárstico, cuyo origen se remonta al periodo Cretácico de la Era Secundaria, hace la friolera de 90 millones de años, cuando un inmenso mar cubría la zona y en cuyo fondo existían ingentes cantidades de carbonato cálcico. Al final del Cretácico, la orogenia alpina motivó la elevación del terreno por encima de las aguas de lo que antes era fondo marítimo; los bancos marinos, convertidos en piedra caliza, quedaron así expuestos a los agentes atmosféricos, que lentamente fueron erosionando la roca y dando lugar a los bloques de formas caprichosas que podemos admirar actualmente.
Las formas, creadas por la acción disolvente del CO2, los cambios bruscos de temperatura, las corrientes de agua subterráneas y otros agentes erosionadores, han sugerido nombres como “Escuadra de Barcos”, el “Tobogán”, la “Lucha entre el cocodrilo y el elefante”, etc., etc.
El lugar, en definitiva, no tiene desperdicio y es digno, ¡como no!, de una tranquila y admirada visita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario