El monasterio de Santa María de Ripoll fue fundado en el año 879 por orden y deseo del conde de Barcelona, Urgell y La Cerdaña, Guifré “el pilós” -Wilfredo “el belloso”- y regentado por los monjes benedictinos.
La creciente importancia del monasterio como centro cultural fue el motivo de sucesivas ampliaciones del edificio; la definitiva tuvo lugar entre 1008 6 1046 y fue efectuada por el abad Oliba. Posteriormente fue restaurado en 1428 -a consecuencia de un terremoto-y en 1830. En el crucero y en los muros de la nave central se hallan las tumbas de muchos de los condes de Besalú y de Barcelona.
La principal obra del monasterio, y de la escultura románica catalana, es la portada, del s.XII; se divide en siete franjas horizontales en las que se representan escenas bíblicas, históricas y alegóricas. El claustro tiene de dos pisos, tiene forma trapezoidal y consta de 112 arcos semicirculares y 252 columnas de capiteles esculpidos con motivos religiosos, mitológicos y populares.
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