E imagino que también la última –del año, que no del invierno–. Por breves momentos, el sol aparecía entre las nubes y daba una falsa sensación de bonanza…, que el siguiente chaparrón desmentía tajantemente. Al fin me acerqué al Paseo Nuevo y justo allí arreció la lluvia, claro está, cuando más interesante estaba la mar: difícil repartir la atención a tantos frentes simultáneos.
Lógicamente acabé empapado (no entraré en detalles) y no estoy muy seguro de que mereciera totalmente la pena. He aquí algunas fotos del evento "Bella", que amaina poco a poco.
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