Ampliamos
-siempre tomando como referencia Eulz y Estella- nuestro radio de acción hacia
el sureste de Navarra: a Olite, acompañados y sorprendidos por el espléndido
caudal de agua de río Arga; Olite nos servirá en el futuro como cabeza de
puente hacia el sur del Reino.
El
palacio Real de Olite -para entendernos: el castillo de Olite- fue construido
entre los años 1402 y 1424 y comprende un conjunto de estancias, jardines y
fosos, rodeados de altas murallas, rematadas por varias torres que le otorgan
una espectacular silueta.
El
promotor de la obra fue Carlos III “el Noble”, que reinó en Navarra entre 1387
y 1425. Como atestigua su sobrenombre, este rey, de dinastía francesa (Evreux),
es más conocido por su amor a la cultura y la vida lujosa de palacio, que por
sus campañas militares; muestra importante de ello es este impresionante legado
en forma de palacio, que en su momento fue de los más lujosos de Europa.
Carlos
III “el Noble” casó con Leonor de Trastámara en 1375; tuvo con ella ocho hijos,
entre ellos Doña Blanca (reina de Navarra entre 1425 y 1441), madre del
Príncipe de Viana. La familia disfrutó de la vida relajada de la corte olitense
hasta el s. XVI.
En
1512, con la conquista de Navarra por parte de la Corona de Castilla, comenzó
el deterioro del Palacio, que ya solo se utilizó como residencia esporádica de
virreyes, gobernadores e hidalgos.En 1813, durante la Guerra de la Independencia, el
Palacio fue incendiado por el general navarro Expoz y Mina, para evitar que las
tropas francesas se hicieran fuertes en él. Toda la decoración interior y parte
de la estructura ardieron, quedando el Palacio semiderruido y vacío. En 1923 la
Diputación Foral de Navarra convocó un concurso para elaborar un proyecto de restauración.
Las obras comenzaron en 1937 y duraron aproximadamente 30 años.
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