Por razones más que evidentes esta era una visita obligada; de modo que con seis años al menos de retraso hemos estado en el Monasterio de San Salvador de Leyre. La próxima vez habrá que llevar a la interesada, que tiene verdaderas ganas -o al menos eso dice-.
Desde el s. IX y en el mismo emplazamiento entre robles y encinas, ya existía un importante centro de vida espiritual. A partir de entonces, en diferentes fases y sucesivas reconstrucciones que llegan hasta el s. XVI, Leyre fue una fortaleza prácticamente inexpugnable en los límites del Reyno de Navarra, al tiempo que un lugar donde apartarse del mundo y dedicar la vida a la oración.
No sé si hago bien en escribir aquí. Bórralo si quieres. Pero me ha impresionado por su arquitectura/conservación/artística. Y por la calidad y acertado de las fotos. Magnífico. Fernando
ResponderEliminar¡Haces muy bien escribiendo aquí! Gracias. Si tienes ocasión visita Leyre, es románico en estado puro y en su día incluso pecó de adelantado...
ResponderEliminarUn abrazo.