[Ver en primer lugar la anterior entrada].
Ya
a media ladera, continuamos hasta la cima el monte, donde nos esperaba una
preciosa panorámica de Oviedo, de la costa y, a lo lejos, pero no tanto, de
Picos de Europa. ¡Grandioso! Bajamos, callejeamos por el centro, comimos..., lo
normal.
Nos
quedaba esa mezcla de románico y modernidad que conforma la industrial Avilés. Escogimos, desde Gijón, el
camino más largo: por la costa, parando en Candás, en Luanco, cómo no en el
cabo de Peñas, para bajar a Avilés, almorzar unas exquisitas (¡insisto en
esto!) fabes con almejas y continuar a Salinas.
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Candás |
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Luanco |
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