domingo, 26 de noviembre de 2017

Burgos (provincia) y Asturias: 27.OCT-02.NOV.2017 (I)



Pues el plan era echarle una ojeada a Asturias: Gijón -campamento base-, Avilés, Oviedo y algún pueblecito guapo (casi todos) que nos pillara de camino. Previamente pasamos por Villafruela (Burgos) para recoger a la quinta pasajera del grupo y, de paso, echar un vistazo por los alrededores de Lerma. El domingo 29 nos fuimos a Gijón. A ver si consigo un mínimo de orden...

Covarrubias es un hermoso pueblo situado en la comarca burgalesa del Arlanza; tiene un marcado y cuidado aspecto medieval: sus calles empedradas, la Casa de Doña Sancha, los cruceros, las murallas y la excolegiata de San Cosme y San Damián son notables ejemplos de ello.




Covarrubias
 






Excolegiata de San Cosme y San Damián
De allí nos llegamos a Santo Domingo de Silos, pero antes nos desviamos al desfiladero de La Yecla, una profunda y angosta garganta de 600 m., excavada en el tiempo por el arroyo El Cauce en las Peñas de Cervera. Una pasarela permite recorrerlo cómodamente; en algunos tramos casi podemos tocar ambas paredes con solo extender los brazos: espectacular. En las proximidades se halla uno de los mayores sabinares de Europa. 




Desfiladero de La Yecla
Volvemos sobre nuestros pasos para entrar en Santo Domingo de Silos, situado en la Sierra de la Demanda. Allí el Cid y su esposa Jimena donaron algunas heredades al monasterio, que se estaba construyendo (año 1081). Conserva también un marcado sabor medieval y un conjunto monumental en el que destaca, sobre todo por su tamaño, el monasterio. No tuvimos suerte con los horarios, por lo que no pudimos visitar el claustro; otra vez será. Regresamos a Lerma; el sol iba bajando y la temperatura también: un breve refrigerio y a casa.



Santo Domingo de Silos


Llegamos a Gijón justo a la hora del almuerzo: fabada asturiana, ¿cómo no?, y en cantidad, para que sobre: ¡estamos en el Principado!
Gijón es... prehistórico y romano, revolucionario, urbano, minero, metalúrgico, vanguardista, marinero, cosmopolita, festivo y hospitalario, ¿se puede pedir más? Dicen que los romanos se enamoraron de Gijón y nosotros no íbamos a ser menos: es como sentirse un poco en casa, con el mismo mar y el mismo escultor: Cantábrico y Eduardo Chillida y su Elogio del Poniente. Paseamos tranquilamente desde la Playa de Poniente por la Atalaya, el parque del Cerro de Santa Catalina y la iglesia de San Pedro hasta la playa de San Lorenzo (y nos paramos en la Escalerona, a ver si con tanta humedad apetecía mear, pero no); en fin: una verdadera maravilla para los sentidos. Por la tarde nos llegamos hasta la estatua de La Madre del Emigrante y la "playa" de El Rincón: otro regalo.
Atención al dato: 275.000 habitantes en el censo de 2015 y prácticamente ningún espacio libre para aparcar, a veces ni siquiera pagando.




Al llegar a Oviedo, como seguramente no podría ser de otro modo, nos fuimos directamente al Monte Naranco, a coger altura y a conocer de primera mano Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, ambos templos son muestra notable del llamado arte asturiano o ramirense (personalmente a esta época no me gusta llamarla "prerrománico"). Os remito a la Wikipedia y/o a sendas páginas web con más completa y mejor información.









Santa María del Naranco
 



San Miguel de Lillo


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