Como reza el título de la entrada: dos borrascas seguidas: el lunes 27, Herminia se despachó a placer sobre el Cantábrico, de oeste a este; ayer 30, Ivo consiguió que tuviésemos un día de perros: lluvia persistente, viento fuerte -o más-, un día desapacible, para no salir de casa.
A Herminia la pillé un poco tarde, el lunes por la tarde y aún así acabe corriendo, huyendo al autobús; con Iván ni lo intenté.
Con estos antecedentes levanté la persiana esta mañana, y me sorprendió un cielo limpio, sin rastro de nubes en torno a las 8 de la mañana; luego fueron apareciendo algunas: el fotogénico txuri-urdin donostiarra, de modo que a las 11 andaba yo viendo una playa inmensa (pleamar a las 11:45), limpia, un mar absolutamente tranquilo y un sol esplendoroso... De modo que: comencé la sesión.
Pongo por delante 3 o 4 del lunes y luego mi recorrido del Náutico a La Perla. ¡Me lo he pasado como un indio en plena pradera!
Estas son las del lunes 27, en la desembocadura del Urumea, el Paseo Nuevo y la playa de La Zurriola.
El resto es un lugar común desde varios puntos de vista: la catedral al bajar del autobús; el Palacio de Miramar como a 1,2 km abusando de zoom; la plaza de Cervantes con la noria navideña que, imagino, tiene los días contados; la noria solarizada (como cuando encendíamos la luz del cuarto oscuro en pleno proceso de positivado...); unas panorámicas acá y allá y las bonitas casas del puerto viradas a sepia como antaño también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario