Dada
la particular estructura temporal del blog, aprovecharé para retroceder en el
tiempo y mostraros las tres partes de una bonita -y bien aprovechada, creo- excursión
que hicimos Eduardo y yo. El mar de nubes del sábado 5 me la ha traido a la memoria.
La
Selva de Irati abarca una superficie de 27.000 Ha. y es considerada el segundo
hayedo-acebal más extenso y mejor conservado de Europa. Se trata de un macizo
transfronterizo que se extiende desde el alto Valle de la Soule, en los
Pirineos Atlánticos (Francia), hasta la gran superficie arbórea que se prolonga
en Navarra, atravesada por el río Soule, que desembocará en el Ebro.
Estamos
a 1.300 m. de altitud y realmente cuesta trabajo continuar carretera abajo,
hacia el Ori; el lugar tiene un indudable atractivo, los pequeños y muy viejos
genios vascos sin dudan corretean entre los árboles y la niebla...
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| Desde las Casas de Irati |
El
Ori u Ohri (2.017 m.) es la primera cumbre del Pirineo yendo de Oeste a Este
que sobrepasa los dos mil metros. Se encuentra entre las provincias de Navarra
y Zuberoa (Francia), en el límite de ambas y está rodeada de preciosas y vastas
praderas, con un relieve llamativo y original. La subida es fácil y breve desde
el puerto de Larrau (1.573 m.).
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| Desde la cumbre del Ori |
Desde
el puerto de Larrau descendemos por una buena carretera, virada y con fuerte
pendiente y llegamos al pueblo francés del mismo nombre y al alberge de
Logibar, de donde arranca el sendero que nos llevará a la Garganta de Holtzarte.
El camino va paralelo a la garganta y ya bien arriba, de improviso, aparece
ante nosotros la impresionante pasarela que une ambos lados de la garganta. Buscamos
sin éxito el fondo: imposible, la vegetación cubre por completo las paredes y
el fondo. Un poco más adelante alcanzamos la pasarela: tiene, al cruzarla, un
balanceo digamos... inquietante bajo nuestros pies; tampoco en su centro
conseguimos ver el fondo 180 m. más abajo. El puente se construyó en 1920,
según leemos en el pilar opuesto, para que los obreros de la acería Lombarda
Morillo pudieran acceder fácilmente al bosque del otro lado de la garganta, que
en algunos puntos supera los 250 m. de profundidad.
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