Ermita
de La Soledad
Templo
de nave única que conserva de la época románica el ábside y la portada norte,
con arquivoltas de hojas dobles y vástagos entrelazados. Se edificó en torno al
s. XII.
Del
conjunto destaca el ábside, pese a los dos huecos que lo desfiguran en el s.
XVII. Tiene dos ventanas de aspillera con arquivoltas decoradas a base de flores
de cuatro hojas y puntas de diamante y una tercera con seis lóbulos dentro de
una orla vegetal, motivo de ascendencia islámica. Una línea de canecillos
recorre la estructura representando cabezas humanas y animales, entre los que
sobresale un personaje tocando un instrumento. La impronta, de hojas dobles, da
vuelta al tambor.
Calatañador
El
caudillo amirí Almanzor, a comienzos de 1002 se preparó -como solía hacer cada
año- para romper la frontera cristiana, dirigiendo sus ataques a Castilla;
consiguió una importante cantidad de tropa del norte de África que se unió a su
hueste y partió hacia la Ribera del Duero, sacudiendo estopa a diestro y
siniestro y causando grandes estragos, por ejemplo en San Millán de la Cogolla.
Pero
hete aquí que topó con las tropas aliadas cristianas: conde Sancho García, por
Castilla; Alfonso V, por León y Sancho III el Mayor por Navarra.
El
asunto es narrado de diferente modo por varios cronistas de ambos bandos;
parece bastante más creíble la versión sarracena, pero la que más me gusta a mí dice: e en el lugar que se dize Calatanasor muchos
millares de Sarrazines cayeron, et si la noche non cerrara el día, ese Almançor
fuera preso. Enpero, en esse dia non fue vençido, mas de noche tomó fuyda con
los suyos.
Cuando
hubo amanecido los musulmanes habían tomado las de Villadiego (o sea, se dieron la naja hacia Toledo y
Córdoba) y el botín que dejaron carecía de valor.
Almanzor
llegó malherido a Medinaceli, donde los médicos no pudieron sino certificar su
muerte, que ocurrió la noche del 10 al 11 de agosto de 1002.
Iglesia parroquial |
Catalañazor
tiene un precioso y auténtico toque medieval, os aseguro que es realmente placentero arrastrar nuestros pasos por las calles del pueblo,... aunque es mucho mejor acceder con el
“todocamino” hasta el mismísimo centro del pueblo para ver los preciosos y
coloridos anuncios de helados y bebidas refrescantes de los alojamientos rurales; de paso se
les pega a los viandantes un pequeño susto para mantenerlos alerta y se deja bien claro que el coche
tiene preferencia sobre el peatón incluso en semejane lugar. Ha costado lo suyo quitarlos. ¡Tupendo!
¡¡¡No dejéis de ir pese a ello, si un día soleado -o no- cualquiera os perdéis por la N-122 entre Zaragoza y Valladolid...!!!
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