Una de las mejores formas de trasladarse a la Edad Media es, seguramente, recorrer las empedradas y a veces empinadas calles de Pals, precioso pueblecito de la Costa Brava gerundense. Los primeros documentos que hablan de Pals están datados en el s. IX, y a esta época pertenece también su castillo, del cual solo se conserva la Torre del Homenaje: sucesivas batallas acabaron prácticamente con él.
La villa está construida sobre una colina rodeada de llanuras que antaño fueron pantanosas. Destacan, de entre sus construcciones, la Torre de las Horas, de planta circular, y la iglesia de Sant Pere. Desde el mirador de Pedró pueden verse fácilmente las Islas Medes, el macizo del Montgrí, el Canigó y la sierra de la Albera.
Cada rincón tiene su interés, su detalle gótico o románico; la muralla, las ventanas ojivales y los arcos de medio punto contribuyen grandemente a ese "traslado" del que hablaba al principio.
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| Iglesia de Sant Pere |
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| Torre del Homenaje |
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